jueves, 13 de agosto de 2015

El otro dia volví a soñar con ese prado. Extenso. Con una linea en el horizonte, perfecta, que diferencia el vivo verde del pasto con el electrico azul del cielo. El otro dia volvi a sentirme libre. No es un anhelo. No deseo el prado. de hecho no es ni un prado. Es un estado de animo o una mezcla de ellos. Como una receta elaborada a base de varios ingredientes. Es un estado bastante similar al de escribir, pero mas extenso.
Es muy provable que algun psicologo muy titulado tenga la respuesta, pero, esa calma que todo el mundo dice que transmito, como lo hago para sentirla yo? Porque mi mente esta nublada de pensamientos que pasan a 100k/h y ninguno de ellos me produce calma. Es como un mar de decisiones que tengo que tomar. En algun momento de mi vida consegui ignorarlas. Hasta que llegan las grandes decisiones, del tamaño de una tormenta muy estruendosa, que se encuentra en medio de ese mar. Una sola que hace que las demas hiervan y no paren de moverse. No veo que tomarla me vaya a dar calma.

Sola, navegando en esta tormenta, las unicas armas que se usar son un boli y un cuaderno. La labia, la abierta expresion, la palabra directa. Siempre han sido dones fuera de mis dominios. Es tan dura la lucha con uno mismo, tan absurda y solitaria. Asi que en el fondo, estoy estancada, en un gran mar, con una gran tormenta sobre mi cabeza y una agua demasiado turbia bajo mis pies. Sola y sin remos solo intento llegar a mi gran prado verde y azul.

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En mi condición de intensa, sigo, modestamente con bastante éxito en un viaje de búsqueda de puntos medios, de alejarme de que las cosas sea...