domingo, 22 de julio de 2012

Las 7 de la mañana, de Pl. del centro a Sants sola, no caminaba nadie mas por esas calles, wild machine de Sleeppy Sun a través de los cascos, cerré los ojos y vislumbre un campo de espigo y respire profundo. Apreciaba tanto esos instantes. Me senté en la parada del bus y estuve esperando como una hora pero no me importó demasiado. Alce la vista y observe a cuanto alcanzaba. Durante un buen rato. Me percate de que los edificios que se alzaban ante mi parecían muros de cartón piedra cual decorados de una obra de teatro, que la poca gente madrugadora que pasaba por ahí eran como maniquís sin rostro y sin vida y el ambiente era gris y triste entonces llegue a la conclusión de que la vida era como una gran obra de teatro, que no veíamos mas allá del publico y que a veces se nos cerraba el telón en muchos aspectos. No me entristecí por ello porque supe que eso nos llevaba a que lo único que real era lo que sentíamos, lo único bello era el contraste del verde césped con el azul cielo, lo único que daba esperanzas era ese gran cielo que se abría a todo, lo único que nos hacia sentir vivos era el viento frío. Sonreí por el mal que había alrededor porque sabía que sin el no habría un bien, sin un dolor no habría un alivio. Me sentí viva entonces, viva y diferente.

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En mi condición de intensa, sigo, modestamente con bastante éxito en un viaje de búsqueda de puntos medios, de alejarme de que las cosas sea...