martes, 5 de junio de 2012

Subió al bus, con una horrible sensación en el cuerpo. Como si todo aquello que hubiese hecho durante el día, lo que hiciese mañana o pasado no tendría ningún tipo de sentido en su vida, era todo siempre tan igual. Sin ningún tipo de estudio ni trabajo, nada de lo que pudiera hacer sentirse realizada. Se sentó al final, en la ventana, con sus cascos a todo volumen y entonces alzó la vista por la ventana, obteniendo una imagen de la lluvia en contra picado, eran cuatro gotas pero le bastaba. Cerró los ojos y vislumbro un campo, abierto hasta donde alcanzaba la vista, con un vivo verde en la hierba que tenia contraste con el azul eléctrico del cielo, despejado. Y de repente, unas nubes, negras y grises, espesas y pesadas se posaban justo delante del sol dando paso a una lluvia torrencial que no se detenía, acompañada de unos estruendosos truenos. Aspiró fuertemente sintiendo el olor a hierba mojada y la humedad filtrándose por sus fosas nasales Cerro los ojos con mas fuerza. Deseó tanto estar ahí en medio, empapándose. Era todo tan real en su cabeza. Pensó que había algo mejor, ahí fuera y entonces se sintió en una cárcel de barrotes que hasta ahora habían sido imperceptibles. Un frenazo la sacó de su ensimismamiento y el molesto sonido del trafico la puso de mal humor y se arrepintió de haber puesto un pie fuera de casa ese dia.

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escala de grises

En mi condición de intensa, sigo, modestamente con bastante éxito en un viaje de búsqueda de puntos medios, de alejarme de que las cosas sea...