domingo, 18 de marzo de 2018

Quien le dijo que el y yo eramos rivales.

Según parece, en pleno siglo XXI, pleno 2018, sigue sin ser posible el viaje en el tiempo. Todavía no se puede viajar en el tiempo.
Nah. Yo si podía. O bueno, hay personas capaces. Tener recuerdos vividos.
Yo lo descubrí abriendo un cajón virtual de recuerdos.
Todavía no se porque, después de sufrimiento y lagrimas, le saque la llave y lo abrí de pleno voluntariamente. Me gustaba recordar, de vez en cuando quien fui y porque hice lo que hice, y que lo que hice fue porque quise en el momento. Esas cosas me hacían sentir autentica.
Era una arma de doble filo esa, volver a ser la Lavinia del 2014. Era recordar quien fuimos, como nos encontramos y de que manera nos quisimos. Me invadía una especie de nostalgia, de volver a quererlo. Por eso lo cerraba rápido y me quedaba sentada un rato, esperando a que se me pasara. Y por fin, se me pasaba.
A la vuelta de aquel largo y maravilloso viaje, volví a caer y volví a hacer lo mismo. Leer, cerrar, respirar. Fue distinto en ese momento. El adiós fue definitivo.

Desde ese día hasta dentro de muchísimo tiempo me perseguiría el arrepentimiento de no haber apoyado mi cabeza en su hombro en ese momento, en esa pizzeria de buenos aires y no saber que habría pasado. Nada, no habría pasado nada.

1 comentario:

marszklarb dijo...

Esta serie.
http://un3.tv/programas/memoria-digital/

escala de grises

En mi condición de intensa, sigo, modestamente con bastante éxito en un viaje de búsqueda de puntos medios, de alejarme de que las cosas sea...