sábado, 18 de junio de 2016

Desde que tenia memoria y empezó a relacionarse, empeñó su rol de poner siempre el hombro. Como si de su naturaleza se tratase. Es decir, y para que sea mas claro o mas grafico, era como cargar un monton de gente a punto de caer. El esfuerzo valia la pena. Siempre. Solo con ver como la gente, gracias a ese apoyo, volvia a levantarse. Siempre fue gratificante y desinteresado. Hasta que le toco caer, con la esperanza de contar con aquel especial apoyo y tocó de bruces contra el suelo. Nunca tuvo tanto miedo como en ese. No hubo momento mas doloroso y solitario en su vida que pudiera compararse a aquel. No hubo momento mas oscuro que en aquel dia tan claro.

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