jueves, 12 de enero de 2017

Quiero salir.

Observaba y callaba. Observaba y escuchaba. Así vivía desde que tenía memoria.
Al principio observaba una familia que se odiaba y escuchaba como se gritaban. Me hice un huequito al margen de ello. Después escuchaba unos padres que jamás se amaron y veía como se separaron. Me acomode al margen. Cuando quise ser activo de mi propia vida, observe un chico que utilizaba y una hermana a la que fallaba. Volví a mi margen, más cómodo en aquel momento. Un día saque un pie de el y observe amigos y alegría, mientras el otro pie seguía en el y cuando todo se desmoronó, me volví a esconder en el. Como algo ciclico, cada vez que este mundo violento me fustigaba , me situaba al margen como santuario y ya como costumbre. Hoy día, sin quererlo, creo seguir viviendo al margen y haberme quedado atrapada en el. Es solitario y está vacío. Vacío de conflictos y problemas y a la vez de buenos ratos y alegrías. Al margen de todo. Quiero salir.

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