lunes, 26 de marzo de 2012

Dio un paso hacia adelante y levantó la cabeza. Dejó que el agua le mojase la cara, cerrando los ojos, sintiéndola. Luego, bajo la cabeza y abrió los ojos. Observo como caía de su cabeza hacia abajo. Como fluía. Dio un paso hacia atrás y extendió la mano hacia el chorro de agua. Cerró el puño, como queriendo cogerla. Repitió el mismo gesto varias veces pero esta se le escurrió de entre los dedos. En su cabeza resonó una palabra, personas. Las personas son como el agua. No puedes cogerlas, no puedes tenerlas. Solo sentirlas, pensó. Dio un paso hacia adelante y volvió a levantar la cabeza. Sonrió para sus adentros. Como si hubiera llegado a la solución de un problema global. Cerró el grifo, salió de la ducha y se envolvió con una toalla. Limpió el vaho del espejo y se miró a si misma. Ese es el problema, se dijo, la gente pretende tener personas...cuando solo hay que sentirlas.

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En mi condición de intensa, sigo, modestamente con bastante éxito en un viaje de búsqueda de puntos medios, de alejarme de que las cosas sea...